martes, 7 de febrero de 2012

350-DAMIR DENISCA


Damir Desnica es sordo de nacimiento. Emite sonidos, pero no habla. Nació hace 54 años en la localidad de Obravac y siendo un niño se mudó a Rijeka, donde existe una escuela especial para niños sordos. Desnica optó por el fútbol y jugó nueve temporadas en el HNK de Rijeka (229 partidos, 45 goles), un pequeño club que plantó batalla a los cuatros grandes de la antigua Yugoslavia (Estrella Roja, Partizán de Belgrado, Hajduk Split y Dinamo Zagreb) ganando las ediciones de la Copa de 1978 y 1979.
Damir era una de las estrellas del equipo. El habilidoso extremo zurdo. Jugó el partido de su vida un 7 de noviembre de 1984, en la vuelta de los 1/16 de final de la Copa de la UEFA. Pero al final del encuentro su nombre quedó grabado para la historia por ser el sordomudo que fue expulsado del Bernabéu por protestar sin poder hablar.
El Real Madrid perdió en la ida 3-1 y logró remontar la eliminatoria en el Bernabéu con un 3-0. Pero lo más sonado fue el arbitraje de Schoeters, que expulsó a tres futbolistas croatas. ¿Qué pasó en aquel partido? Para explicar la doble amarilla de Desnica existen dos versiones. Una sostiene que el jugador fue expulsado "por perder tiempo con descaro", defendida por J. J. Santos en su libro Abrazos y zancadillas. La otra, promovida en su día por el periodista José María García, defiende que fue expulsado por insultar al colegiado, alimentando así la leyenda de que al club blanco le favorecían los árbitros. Nenad Gracan, exjugador del Oviedo y que disputó aquella eliminatoria, colaboró a instaurar este mito con el paso del tiempo cuando en su presentación con el Oviedo en 1989 afirmó que la expulsión fue "por protestar".
Desnica, 27 años después de aquel Madrid-Rikeja, cuenta a AS cómo vivió aquella doble amarilla. Para explicarse, contamos con la ayuda de Damir Hevega, de la asociación de sordomudos de la ciudad, y Daniel Vukusic, periodista de Sportske novosti. Desnica es capaz de leer los labios de los que le rodean, aunque en ciertos momentos necesitamos la ayuda del ordenador o un bloc de notas para entendernos. ¿Se acuerda de aquel partido? "Por supuesto, fue un robo escandaloso. Me expulsaron por protestar, pero eso es imposible porque no puedo hablar", explica con énfasis. Su expulsión se produjo en el minuto 75, justo cuando su equipo perdía 1-0 y el Madrid apretaba con fuerza. "Me expulsaron por protestar y perder tiempo. Yo iba a sacar el córner y el árbitro me estaba metiendo prisa. Fue un escándalo". "La primera amarilla me parece que fue en el mismo intervalo en el que yo voy a por el balón a sacar el córner. Yo extendía los brazos porque no entendía nada. Lo que sí que me acuerdo es que Chendo me hizo dos penaltis y este señor, Schoeters, no pitó ninguno. Fue un robo en toda regla. Eso sí, luego este árbitro no volvió a pitar en su vida, pero a nosotros nos dejó sin la mayor ilusión de nuestra carrera".
El exjugador confiesa que no tenía buenas sensaciones antes de saltar al estadio: "Sentíamos que al Madrid le favorecían los árbitros siempre, pero en realidad no lo necesitaba porque es el mejor club del mundo". ¿Cómo se enteraba Desnica de que el colegiado pitaba? "Me hacían gestos mis compañeros y me daba cuenta porque todos los jugadores se paraban".
Superación. En este momento del diálogo aparecen en escena las dificultades que ha tenido que afrontar por ser sordo en el fútbol (los logopedas, ante el desconocimiento general, insisten en remarcar que no son sordomudos, porque emiten sonidos). "Todo el mundo dice que eres igual, que no hay problema, pero en realidad en su comportamiento no son así. Yo he tenido la ayuda de muchos compañeros, por supuesto, pero también he notado que me trataban de forma diferente muchos otros...". Convirtió el estigma en un orgullo. Luchó contra lo imposible. Como lo que le sucedió a un defensor del Tottenham en los 70, Bobby Scarth, que no continuó en el equipo al considerar la sordera un obstáculo. "Hay que hacer un especial esfuerzo. Es muy difícil. ¿Qué le diría a un niño como yo? Que todo es posible, sí. De verdad. Con esfuerzo se puede conseguir en la vida. Aceptar que no se puede escuchar, reír y ser duro". Damir no es capaz de hablar, pero sabe muy bien lo que dice. "Cuando fui futbolista fue complicado, pero más después". Hace 10 años, el Rijeka le ofreció su trabajo actual, porque no tenía ningún tipo de ingreso económico. "No tenía de qué trabajar y mi mujer tampoco. Estaba desesperado. Me ayudó el club ofreciéndome ser el encargado de almacén, donde trabajo todos los días". Damir sigue arreglando las bombillas del estadio y nos despide sorprendido por la visita de dos periodistas españoles: "¿Quién me iba a decir que hoy en día en Madrid se acuerdan de mí?".
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